Ante la creciente alarma
social e inseguridad jurídica provocadas por el secesionismo en Cataluña, Rajoy
rehuía de su responsabilidad como presidente del Gobierno, y se negaba a
emplear el 155, previsto en la Constitución.
Finalmente, y muy a su pesar, en
la última fase de la rebelión sediciosa se vio obligado a anunciar la
aplicación del 155, aunque incomprensiblemente acompaño este anuncio con la
convocatoria inmediata de las elecciones pactadas en secreto con Puigdemont, y
que Puigdemont, en el último minuto, no se había atrevido a convocar por miedo
a quedar como un traidor a su causa independentista.
Fue un error de Rajoy convocar
las recién celebradas elecciones en las circunstancias absolutamente anómalas
en las que está inmersa Cataluña, y una necedad mantener abierto TV3 y demás
medios de propaganda y desinformación controlados por el secesionismo golpista.
Tal como era previsible, los
resultados de estas elecciones catalanas, no solo no han solucionado nada sino
que lo han complicado todo.
Rajoy les puso en bandeja a
los golpistas la ocasión que necesitaban para recuperar una legitimidad
electoral muy cuestionada, y ahora con su revalidada mayoría de escaños en el
Parlamento de Cataluña proseguirán con recuperado optimismo su demencial
proceso hacia una utopía “feliz” que solo existe en sus sueños políticos más
delirantes, y por el camino, o proceso, seguirán perjudicando gravemente a
Cataluña y al resto de España.
Convocar las recién celebradas
elecciones catalanas ha sido el penúltimo de los continuos y muy sospechosos
errores del ejecutivo de Rajoy en el juego oculto que se trae con el
nacionalismo catalán, antiguo socio político, y coparticipe de un sistema
corrupto de reparto territorial consentido, y generalizado durante décadas,
tanto en Cataluña como en el resto de España.
Rajoy, con mayoría absoluta, mantuvo
vigente en Cataluña la actual ley electoral, injusta, muy obsequiosa con los
intereses electorales del nacionalismo catalán, y muy desfavorable a la igualdad
de derechos de todos los españoles.
Rajoy, con mayoría absoluta, ha
sido continuador de la política antinacional de Zapatero, y al igual que Zapatero, ha sido también
cómplice del nacionalismo catalán en el expolio, fragmentación y manipulación
del Archivo histórico que tiene su sede nacional en Salamanca. Archivo nacional
que Zapatero y Rajoy, su continuador, han entregado sin motivo ni razón, a los
secesionistas enemigos de España, que con imaginación muy creativa y
desaprensiva, reescriben, a su conveniencia, la historia de España.
Rajoy ha procurado, discretamente,
la impunidad para Jordi Pujol Soley, evitándole pagar por sus crímenes
perpetrados cuando era el honorable e intocable padre de la patria catalana, y dirigía
desde la Generalidad de Cataluña una organización criminal extraordinariamente
lucrativa que ha comprado conciencias y financiado la secesión.
El PP ha amparado y
justificado en Cataluña la imposición obligatoria de una inmersión lingüística
discriminatoria contra el español y adoctrinadora contra España. Una inmersión
lingüística obligatoria que atenta contra los derechos fundamentales de los
miembros de la comunidad lingüística formada por la inmensa mayoría de
ciudadanos españoles e hispanos, que tenemos como lengua materna la constitucionalmente
oficial, y común, en toda España, y en la mayoría de estados americanos.
La constante ineptitud de
Rajoy para enfrentar al secesionismo catalán ha sido amargamente decepcionante
para la mayoría de catalanes leales a España, que se han visto desamparados por
el Estado, mientras el Gobierno financiaba el despilfarro secesionista.
Ya es demasiado tarde para
refundar un PP que no ha sabido ni querido combatir y derrotar al separatismo.
Ya es demasiado tarde para un PP lastrado por pesadas hipotecas políticas y
redes ocultas de intereses creados. La corrupta cúpula del PP ha malbaratado lo
mejor del capital humano del partido, y lo ha hundido en Cataluña hasta la irrelevancia
política.
Albiol no tiene la culpa de la
debacle del PP en Cataluña. Albiol es un empleado a sueldo, sin más
aspiraciones que medrar y seguir cobrando. La culpa es de Rajoy, de Moragas, y de
otros “inteligentísimos” asesores, que han jugado a maquiavélicos estrategas
sin ser Maquiavelo.
Los pésimos resultados electorales
cosechados por el PP en las recién celebradas elecciones catalanas, son la
prueba palpable de que hasta sus más ilusionados electores ya se han dado
cuenta de la impostura de Rajoy, un presidente de obediencia masónica, que se
gusta mucho a sí mismo, y cada vez gusta menos a los patriotas españoles que
alguna vez le votaron.
La humillante derrota del PP ha
marcado el principio del fin de Rajoy y compañía. El PP, por su manifiesta
incapacidad para afrontar el separatismo ya nunca más podrá seguir abusando del inútil voto
útil.
Tal como dijo Abraham Lincoln
“Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo… se puede engañar a algunos todo
el tiempo… pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Presidente Nacional
Nosostros Partido de la Regeneración Social
Óscar Bermán Boldú