jueves, 17 de diciembre de 2020

Óscar Bermán estalla por la dictadura encubierta instaurada por el Frente Popular y manda un claro mensaje a los que callan ante la tiranía.

  

En Suecia no han tomado absolutamente ninguna medida que no sea la que la ciencia médica preconiza para el caso de pandemias con la letalidad de la COVID-19, que es aproximadamente como la de la gripe. El confinamiento es una medida que se desechó hace 200 años. Por eso Suecia, donde nunca han dejado de ser libres y no han destruido su economía, tiene tres veces menos muertes/habitantes que España.

Si las cosas siguen por el camino trazado, la dictadura vírica que se ha implantado ya en nuestro país sin que nadie de los muchos (demasiados para tan poco fruto) que cobran de nuestros impuestos para defender la Constitución haya cumplido con su deber. Los derechos establecidos en el art. 19 de la Carta magna SÓLO pueden suspenderse previa declaración del estado de excepción o sitio. Punto y final.

Ley marcial encubierta, golpe de estado democrático, con toque de queda, confinamiento en guetos con controles en carreteras y demás medios de comunicación, único país de Europa en obligar al uso de mascarilla, convertida así en mordaza, en espacios abiertos, cierres de sectores económicos según capricho de la autoridad central, autonómica o municipal, porque, como en cualquier dictadura, cualquiera es bastante para imponer su voluntad al pueblo, antiguos ciudadanos ya ni siquiera súbditos pagadores de impuestos (esto sí que no se ha suspendido), sino cautivos de unas fuerzas totalitarias que nos roban la libertad para llevarnos a la miseria donde crece la sumisión en forma de colas del hambre. 

La dictadura no nos va a devolver nuestra libertad ni la esperanza de regresar a la senda de la prosperidad.

No hay atención sanitaria primaria, ni funcionan los servicios públicos si no es en la forma online o telefónica que nos deja abandonados en la más completa desatención e indefensión. Y no pasa nada. Parece que la oposición no se ha enterado de que estamos, además de en el mayor desastre sanitario del mundo (primer país de la Tierra en muertos/habitantes), la mayor caída del PIB de toda la OCDE, y la mayor eliminación de derechos y libertades fundamentales de Europa, ante el mayor recorte de servicios públicos de la Historia contemporánea de España.

No van a dejar a devolvernos la libertad y no podremos viajar para ver a nuestras familias en Navidad. Mientras el Ministerio del Interior entrega salvoconductos a los inmigrantes ilegales que invaden España y la Cruz Roja se encarga de llevarlos a su destino sin que nadie los moleste, los españoles tenemos que buscar, entre amigos, de forma clandestina, como si de una Resistencia contra la ocupación o la dictadura se tratara, algún papel que nos permita ir a visitar a nuestros hijos, padres, hermanos o amigos sin que nos detenga algún control de la nueva Gestapo de la Nueva Normalidad, nos haga regresar y nos multe.

Esto es ya España. Un lugar en el que los españoles tienen que vivir clandestinamente, mientras los que entran ilegalmente en nuestro país pueden viajar a donde quiera “como personas libres que son” dijo el ministro. Porque ellos sí son libres, pero los españoles no y, además, sufrimos más que nadie en el Mundo el azote de la pandemia bajo cuya coartada nos han robado la libertad y la prosperidad. Esta es la España del Frente Popular y sus mariachis de oposición, de discursitos y acatamiento, de la justicia completamente politizada, de los medios de comunicación y propaganda del nuevo régimen y de una sociedad civil inerte ante una catástrofe colectiva de la envergadura que ya estamos atisbando.

Esta es la España de Sánchez, de Iglesias. Pero también la de todos los demás que, investidos de responsabilidad pública, en el ámbito político, cultural, profesional, empresarial, religioso, judicial… son cooperadores necesarios del primer golpe de estado que se da en España sin absolutamente ninguna clase de oposición. Un golpe de estado y, en trastienda, una invasión que ha comenzado por Canarias y que, con salvoconducto gubernamental y logística de la cruz Roja, ha comenzado el traslado de tropas desde África hasta la Península. Tal vez, desconocedoras de que el golpe inverso y siniestro ya ha triunfado. O quizá por eso mismo, porque ya ha triunfado el golpe sin que se oiga un solo disparo ni una sola voz de protesta.

 

La dictadura perfecta. La Nueva Normalidad.
 

viernes, 16 de octubre de 2020

La propuesta de Óscar Bermán a Santiago Abascal para integrar en VOX a otras voces constitucionalistas que llevan tiempo saliendo a la calle.

                                                                                             No es el camino, Santi

Quizá lo hayas leído en algún “Camino” o te lo hayan aconsejado quienes siguen ese camino. O tal vez sea simple (y rastrera) estrategia de marketing político. Pero llegar a cuando la foto y adueñarse del escenario y del trabajo de otros para rentabilizar políticamente lo que esos que están ahí desde la seis de la mañana organizando, dando la cara, poniendo el DNI de la convocatoria para apechugar con lo que venga o con lo que hagan otros, no es el camino para construir una alternativa que llame a esa mayoría de ciudadanos que estamos deseando ver luz al final de este túnel cada vez más oscuro y pestilente.

No es llegando y tomando posesión de la iniciativa desinteresada de quienes, por ejemplo, en Cataluña, salimos a la calle para pedir unión, esperanza y generosidad el 12 de Octubre después de haber hecho el trabajo y la puesta la ilusión durante días como se construye la esperanza y la unión que ahora mismo ya es vital para todos los españoles, sean o no conscientes del momento terrible que vivimos.

Es dejando a un lado el interés político. Legítimo, sí, pero ahora mismo inútil y bastardo cuando se trata de crear una plataforma de ciudadanos lo suficientemente ancha como para frenar esa ola de totalitarismo y pobreza que nos está arrollando. Es pensando en liderar desde el servicio, la humildad y el respeto a los demás, a los que no son del partido, a los que formamos la sociedad a la que todos, vosotros también, nos debemos.

Es cediendo con generosidad el protagonismo a quienes en cada momento más puedan rentabilizarlo para beneficio de todos. Porque ¿estamos en tiempo de todos o de sólo “ellos”? De esos que quieren ser dueños de nuestra libertad, protagonistas únicos de nuestro destino, famosos en la foto del trabajo ajeno.

Por eso te envié hace días una propuesta que ahora veo como una inocente aspiración de quien no está en particular, en lo partidista, sino en lo común: Que propusieras como candidato en la moción de censura a alguien que pudiera concitar el respeto de una mayoría superior a su actual electorado. Por ejemplo, te propuse, Josep Piqué. Aún espero tu respuesta. Creo que nuestra amistad la merece.

No es momento de un par de puntos más en las encuestas. Es momento de que Santi Abascal apadrine un proyecto en el que podamos incorporarnos todos los que no somos de VOX pero queremos que nuestra voz ayude a los españoles a salir de esta, Santi. Porque estamos, y tú lo sabes, al borde de un abismo que no se supera con un poco un triunfito en los sondeos, sino con mucha anchura de abrazo. Y no estuvisteis en eso cuando nos echasteis a un lado para quedaros con la foto de la calle que los otros también quieren sólo suya. Y es de todos.

Desde el aprecio, Santi. Suma. Une. Toma otro camino. Añade letras a VOX.

Presidente Nacional de Nosotros
Partido de la Regeneración Social

martes, 29 de septiembre de 2020

Un paso al frente, Majestad, y detrás iremos nosotros. O iremos sin Usted.

Un paso al frente, Majestad, y muchos le seguiremos. Pero ¿quiénes somos nosotros como para ser más monarcas que el monarca? ¿Acaso debemos gritar viva el rey mudo? ¿No está dispuesto a defender la Monarquía, ni a España, ni a los españoles? ¿O es que no cree conveniente hacerlo en este momento? Y, si es así, ¿cuándo?. ¿Quizá está esperando esos informes demoledores contra la dictadura en ciernes del frente popular que los más fieles “juancarlistas” pregonaban hasta hace poco que poseía el Rey Emérito, Su padre, Majestad, y que en breve utilizaría para liberar al pueblo del yugo del totalitarismo neocomunista implantado a cuenta de lo que sólo en España sigue siendo terrible y mortal pandemia? ¿Debemos confiar en ese informe en el que trabaja Su Señor padre desde el amargo exilio, como un Moisés contemporáneo y no hacer nada ni por nuestra libertad ni por la Monarquía? Si es así, todo cobra sentido: La absoluta inacción de Su Majestad y la de su pueblo. Esperemos, pues, a que los acontecimientos separen las aguas del totalitarismo en ciernes y eviten el advenimiento de una república popular.

Pero eso no lo vamos a hacer nosotros.

Cincuenta y tres mil muertos por culpa del mayor desastre sanitario del mundo, con miles de personas, en su mayoría ancianos y enfermos graves sin mucha esperanza de vida, sacrificados en el mejor de los casos con un poco de morfina para bien morir en manos de la soledad más espantosa. La mayor conculcación de derechos y libertades de toda Europa. Un empobrecimiento que no se produjo en España ni en la Guerra Civil, ahora tan presente gracias a la propaganda de los derrotados entonces y de los que están siendo ahora mismo derrotados, todo el pueblo español, sin que ninguna de las instituciones creadas para defender nuestra libertad y prosperidad se ganen, no ya el respeto que muchas nunca tuvieron, sino el sueldo del menor de sus empleados.

¿No es el momento que conviene, Majestad?

Olvídese de las prudentes razones que le están sirviendo en bandeja de plata amigos y enemigos de rostro amigo. El riesgo para la Nación, para Usted y para todos nosotros, si escucha a su instinto es siempre menor al de no hacer nada. Porque no hacer nada implica ceder la gestión del tiempo a los mismos gestores que han dispuesto de él para desterrar a Su padre. Olvídese de los errores que él cometió, porque, sin darse cuenta, ya los han blanqueado a bajo coste malgastando por un ¡salvemos al soldado Iglesias! el cartucho letal que podría habernos costado muy caro a todos, a la monarquía y a la libertad que, dando un paso al frente, Majestad, quedarían indisolublemente unidas en un destino que sólo puede ser el triunfo de ambas o el exilio, exterior o interior, de todos.

Déjese aconsejar por quienes más amamos la libertad y aún albergamos la esperanza en Su persona. Creen que manejan los tiempos a su antojo y que, por tanto (fatua ilusión) el tiempo les obedece en forma de sucesos que se ciñan obedientes a sus intereses. ¡Porque no tienen plan, ni están unidos! Pero lo único que manejan es el espacio vacío de nuestra inacción. La completa ausencia de respuesta, el nihilismo que le aconsejan y del que sólo puede devenir Su desaparición. No hacer nada es seguir el guion de quienes no quieren alguien ahí, ni Rey ni Presidente de República de hombres y mujeres libres, que haga algo tan sencillo y trascendente como velar por la libertad y la prosperidad de los ciudadanos, de los españoles. No hacer nada por ahora es no poder hacerlo ya nunca porque cada día que pasa Su figura se desvanece. Y esperar el caos sobre el que alzarse como salvador sería, además de una canallada, una apuesta demasiado arriesgada como para que pudiera salir bien a nadie que no sean los que sólo pueden prosperar flotando sobre la sumisión y la pobreza de los demás.

Ahora es el momento, Majestad. Un paso al frente y muchos, monárquicos y republicanos que anteponemos la libertad y la prosperidad a cualquier ideología, le seguiremos. O deje pasar el momento lo más rápidamente posible para que quienes sí queremos hacer algo por los españoles, por nuestro presente y nuestro futuro, no perdamos la ocasión que es ahora, cuando aún no han consolidado el poder para someternos.

Dos o tres declaraciones, su presencia comprometida en un par de actos públicos. Un discurso vestido de civil, de pueblo, de primer español que da un paso adelante.

Hágalo por todos nosotros, Usted incluido. Porque el tiempo no espera a nadie y dentro de muy poco escuchará el ruido de unos primeros pasos que deberían seguir a los suyos pero que no van a dejar de darse porque quien tiene la máxima responsabilidad entre el pueblo español (esa es su única y gran razón de ser) esté pendiente de cuándo le dicen que es el momento conveniente para cumplir con el deber.

Un paso al frente, Majestad, y detrás iremos nosotros. O iremos sin Usted.

Presidente Nacional de Nosotros

Partido de la Regeneración Social

Óscar Bermán Boldú