Las
elecciones del 27S han sido formalmente autonómicas y políticamente
plebiscitarias. La lectura e interpretación de su resultado no se
presta a la confusión. Podría parecer que todos ganan y ninguno
pierde, pero no es cierto. Una cosa es palpable: El resultado fue
rotundo y no deja margen para otro tipo de interpretación. No es
confuso, es claro y objetivo., ha perdido mi partido, el Partido
Popular.
El
PP tiene su parte de culpa en que España se haya vuelto una especie
de nuevo “Reino de Taifas”, donde el separatismo sedicioso hace
lo que le da la gana sin que el Gobierno de la Nación lo ponga en su
sitio. No es casualidad, hemos estado durante años siendo los
sirvientes del nacionalismo catalán. No hemos tenido decisión ni
coraje alguno, y hemos dado lugar con nuestra torpeza y cortoplacismo
a otras opciones. Cs
son los ganadores más evidentes en Cataluña.
El
27S es el quinto resultado negativo del PP en cortísimo espacio de
tiempo, cada día somos más débiles, y continuamos perdiendo el
espacio político que nos es propio y natural. Pero quienes tienen
que asumir más responsabilidades se aferran
al cargo y no hacen autocritica.
En
realidad, dimitir es una consecuencia de un profundo proceso
reflexivo personal y profesional. No es condición de un “partido”
y sí de la propia persona. No se trata solo de autocriticarse, se
trata de una reflexión colectiva, del colectivo político PP. El
Partido Popular en sí, no tiene problemas, los problemas están
siendo ocasionados por las personas que componen el PP
y que aunque vivan “en una sociedad abierta y moderna, como la
sociedad española, están comportándose como señores medievales
defensores de sus territorios, basados única y exclusivamente en
dominar e imponer.
El
partido entero ha perdido, por lo tanto, la responsabilidad aquí es
de todos, en menor grado de unos y en mayor grado de otros, pero el
partido en su totalidad tiene la culpa por este desgaste dentro del
panorama político nacional y más recientemente en Cataluña, donde
el resultado fue vergonzoso. La cúpula “PEPETISTA” está
cometiendo errores por estar aferrándose a un modelo que ya no está
más en consonancia con la realidad. Y los de las “bases populares
dentro del partido” que por mucho tiempo se callaron y fueron
omisos durante los primeros resultados negativos (“quien calla
consiente”), también deberían asumir sus respectivas
responsabilidades.
No
es solo el PP de Cataluña que está roto y si todo el PP. Eso sucede
como consecuencia de un discurso ideológico vacío de contenido y de
ideas. ¿Dónde están los valores y principios del partido? Es
EXACTAMENTE a partir de este punto que el PP ha perdido sus electores
y el liderazgo.
Al
expresidente
Aznar
le descalifican, algunos de los que antes más le adulaban, por decir
en público lo que otros solo se atreven a murmurar en privado. Se le
crítica con afán descalificador, pero nadie da explicación del
fondo de lo que dice. Nadie responde argumentalmente a sus críticas.
No
obtendremos buenos resultados haciendo siempre lo mismo. No
obtendremos buenos resultados haciendo una campaña apresurada e
improvisada. No obtendremos buenos resultados dejándolo todo para el
final, y nombrando candidatos en el último momento.
O
el PP se
regenera en profundidad, incluso se refunda, con nuevas caras y un
proyecto claro
y nítido
que recupere y renueve sus señas de identidad o acabaremos en un
partido residual.
La
regeneración popular que necesitamos urgentemente en el PP ha de
remover los cimientos, sacar fuera los mejores sentimientos, arengar
a los nuestros y afrontar los
problemas reales de los ciudadanos,
con hechos, con verdades y determinación.
Tenemos
que tener Actitud, coraje, valentía, y sobre todo expresar y decir
lo que se siente y decirlo honestamente, con humildad pero con la
firme predisposición a trabajar abnegadamente hasta conseguir los
objetivos, y hacerlo llegar, a diario, con sentido común a los
españoles.
Ahora
es el momento de formar una corriente interna donde se ponga en
marcha la Regeneración Popular. De no hacerlo, de no asumir la
responsabilidad por los nefastos resultados obtenidos últimamente,
de no producir los cambios internos que son absolutamente
imprescindibles, tendremos que abandonar el Partido al que hemos
sacrificado, con generosidad, muchos años de nuestra vida política,
por no pactar con el inmovilismo que solo conducirá al fracaso.
Óscar
Bermán Boldú
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