El
gran problema que tiene el PP desde su fundación, y en general toda la
derecha liberal, es el de su falta de afirmación ideológica. Se
constituyó como una enorme mixtura en la que hubo de todo: desde un
fundador acaparador de muchos cargos y envites del franquismo, hasta
demócratas cristianos y liberales que en nada se parecen, mezclados con
homosexualistas, masones y miembros destacados y comprometidos con
institutos religiosos y personas de formación ultraizquierdista y
extracción laicista, como Cifuentes y Villalobos, para quienes las
cuestiones religiosas no sólo no representan nada sino que, incluso,
puede ser un engorro para sus fines.
Estas contradicciones han sumido al PP catalán en una de sus peores
crisis internas. Han bastado que un modesto concejal de Palafolls
(Barcelona), Óscar Bermán, haya atizado las conciencias sobre el infame
papel de su partido todos estos años, al negarse a cumplir sus
proclamados compromisos con el humanismo cristiano y dejar la acción
política en manos de los separatistas y la izquierda, para que las
críticas y las amenazas de abandono se estén extendiendo, sobre todo en
la comarca del Maresme.
La confusión ideológica y doctrinal es tal en el grupo que hace muy
difícil, por no decir imposible, que se pretenda resolver cuestiones de
peso si antes no existe una columna de principios morales que vertebre
cualquier intento de acordar la solución de una crisis tan brutal como
la que padece el PP. Óscar Bermán lo tiene claro: “No es la hora de los
silencios, sino de los pronunciamientos. Es la hora de señalar a
quienes, dentro del PP, en esta hora difícil, mantienen un perfil bajo
para garantizar la conservación de sus privilegios económicos. Es
impresentable que habiendo ganado las elecciones, aún perdiendo más de
tres millones de votos, Mariano Rajoy no haya sido capaz de tomar la
iniciativa política y se la haya cedido a dos mindundis como Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias. Es impresentable que Rajoy no supiera mantener
el principio de autoridad con Puigdemont en la broma radiofónica de la
que fue objeto por parte de la RAC 1. Es impresentable que se esté
burlando así de los militantes catalanes de su partido. Es impresentable
que un sujeto tan falto de principios como García Albiol esté tragando
con todo. Es impresentable que los dirigentes provinciales de mi partido
hayan defendido a Ada Colau antes que salir en mi defensa por el asunto
de las limpiadoras. Es impresentable que mi nombre esté en todas las
paredes de Palafolls y la dirección de mi partido no haya salido en mi
defensa. Es impresentable que al PP catalán lo estén dirigiendo Jorge
Moragas y el clan de los Fernández”.
Bermán, quien admite estar recibiendo fuertes presiones familiares
para que abandone el PP, insta a la militancia a pronunciarse de una
forma clara y rotunda sobre la insostenibilidad de un proyecto político
que, “mientras en la Comunidad de Madrid defiende los peores planes de
la izquierda radical, en Cataluña decide mantener una actitud
claudicante con los separatistas”. “Hace unos días, el líder de Podemos
salió en defensa de uno de sus concejales en Jaén para evitar su ingreso
en prisión por un delito de agresión. Fue una actitud que, aunque
discutida, honra el sentido del compañerismo que tiene el señor
Iglesias. A mí me han convertido en la diana a la que van a parar todos
los dardos del separatismo y de la izquierda radical y nadie de la
dirección de mi partido se ha dignado dirigirme unas palabras de afecto.
Yo no estoy siendo atacado por defender mis privilegios, como hacen
otros, ni por haber robado a manos llenas, como también, sino por
defender los principios y los valores que mi partido dijo que
defendería, entre ellos la unidad nacional, la defensa de la vida, el
rechazo a los proyectos eugenésicos, el compromiso cristiano con la
familia tradicional, el repudio al separatismo, la oposición al
homosexualismo y a la ideología de género como conceptos ideológicos…
Pero claro, cómo va a defender esos principios y esos valores un partido
cuya dirigencia, en su mayor parte, carece de ellos”.
Para Bermán, todo queda envuelto en el triunfalismo de un partido que
disfrutó de las mieles de un triunfo que no logró por sus méritos, sino
por las deficiencias, trapacerías e ineptitudes del adversario. “De lo
que sí estoy seguro es que el PP fracasará por el camino que ha
emprendido con personas como Moragas, Cifuentes, Lévy, Maroto,
Villalobos, Villagrasa, Arenas, Sánchez Camacho o García Albiol, sin una
armadura que le proteja de la crisis devenida y que ha sido la causa
primera de que hayamos perdido tantos millones de votos, al situar en la
cumbre de las decisiones políticas a gente sin formación moral de
ningún tipo, que creyeron que vivimos más cerca del mundo animal que del
mundo de los humanos”.
“El PP hará muy mal en no cuidar esos elementos primarios para actuar
en política, porque la corrección y la dirección acertadas sólo se
pueden conseguir desde los principios, volviendo a la tradición y no
empecinándose en circular por senderos minados. Santa Teresa y los
grandes reformadores, cuando quisieron corregir el rumbo, equivocado,
recurrieron a la sustancia de la doctrina y no al confuso y relajado
mundo al que les habían conducido los yerros de sus antecesores”, añade.
Óscar Bermán, que se declara católico y patriota de derecha, admitió
haber tenido ofertas de algunas formaciones políticas y organizaciones
patrióticas europeas para ingresar en ellas. Cree que, por el momento,
“la lucha moral e ideológica hay que entablarla dentro del PP para
intentar cambiar las bases carcomidas de un partido al que seguimos
queriendo, a pesar de sus líderes”. “Si no lo conseguimos, entonces se
podrían contemplar otras opciones”, apostilla.
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