Entrevista en ALERTA DIGITAL. El presidente y portavoz del PP en la
localidad barcelonesa de Palafolls, Óscar Bermán, ha salido hoy en
defensa del alcalde de su partido en Alcorcón (Madrid), David Pérez,
objetivo estos días del linchamiento acostumbrado por parte de la
izquierda radical por sostener en el VI Congreso Nacional de Educadores
Católicos que “siempre me ha parecido muy sorprendente que hayamos
llegado al siglo XXI todavía con ese feminismo rancio, un feminismo
radical y totalitario, vigente, e incluso influyendo en las
legislaciones y marcando la agenda política”.Pérez.
“A pesar de
todo, aún sigue habiendo ese movimiento feminista, influyendo, opinando e
imponiendo, que es verdaderamente lo que le gusta a ese tipo de
movimientos, que son mujeres frustradas, mujeres amargadas, mujeres
rabiosas y mujeres fracasadas como personas, que vienen a dar lecciones a
los demás de cómo hay que vivir y de cómo hay que pensar”, concluyó.
Aunque lamenta que el primer edil de Alcorcón se haya retractado de sus
declaraciones como consecuencia de la campaña en su contra sufrida en
los últimos días, Bermán celebra no ser el único dentro de su partido
que mantiene que las feministas devalúan el papel de la mujer en la
sociedad. También pide al Gobierno la derogación de la Ley de Violencia
de Género y que, al igual que ha hecho Donald Trump en Estados Unidos,
“plante cara” a las feministas radicales, a las que considera “un cáncer
para las familias”.
Considera Bermán que la Ley de Violencia de
Género ha permitido la interposición cada año de cientos de denuncias
falsas por parte de mujeres españolas y residentes en nuestro país.
Bermán lamenta los “perversos efectos” que la citada ley ha tenido en el
incremento de los suicidios de varones (ocultados por los poderes
públicos) y en la quiebra del principio constitucional que establece la
igualdad legal entre hombres y mujeres. También denuncia los lucrativos
efectos que tiene para el Estado el mantenimiento de la citada norma.
El responsable municipal en Palafolls ya ha anunciado que presentará
una moción contra la citada ley por “su consumada arbitrariedad y
naturaleza sectaria”. Y añade: “Es necesario poner en entredicho un
sistema a través del cual se aprueban normas que distinguen el alcance
penal de un mismo delito en base al sexo al que pertenezca el
delincuente. No necesito ser jurista para comprender lo que un espíritu
normal jamás entendería. Un supuesto maltratador es siempre visible,
mientras que algunos juristas tratan de convencernos de que si el
maltratador es una mujer, la parte maltratada sólo es un accidente, una
entidad abstracta que no merece la pena humanizarla a los ojos de la
opinión pública. Cierto que existen algunos casos de maltrato que sufren
las mujeres por parte de sus parejas, y que yo condeno con toda
firmeza, aunque infinitamente menores a lo que cuentan las estadísticas
oficiales, pero le aseguro que el otro también existe, además de forma
creciente, y parece que lo aconsejable no sea otra cosa que aminorar sus
efectos, ridiculizarlos o incluso negar que existan. Desde el mismo día
de la promulgación de la Ley Orgánica Integral contra la Violencia de
Género (LOIVG) hemos podido constatar que en realidad no se trataba de
una ley para la defensa de la mujer maltratada, pues de ser así se
hubiera redactado en términos muy diferentes y se hubiera tratado de
mantener el fundamental principio de que todos somos iguales ante la ley
penal”.
Se refiere también Bermán al hecho elocuente, aunque
inexistente a efectos oficiales, de los hombres maltratados en España:
“Ninguno de nosotros ignora el mal trato institucional que sufren los
hombres separados cuando se enteran, por ejemplo, de que sus derechos
son menores que los que tenía un paria en la antigua India. Conozco
casos de hombres separados que, tras el farragoso trámite de la
repartición de bienes, se quedaron con lo puesto y sin ninguna instancia
a la que acudir. Entre las crueldades de este sistema, ninguna como su
ensañamiento con los hombres, la criminalización del hombre ante
cualquier denuncia por malos tratos presentado por cualquier esposa
desequilibrada, cruel y resentida. Ni siquiera tienen el derecho a la
misma presunción de inocencia que tiene el peor de los criminales. En
los casos de presunto maltrato, el sistema no necesita de más base
indiciaria que el formalismo de una denuncia para que la honra del
denunciado pase por su trituradora”.
“Cada vez que en España se
tramita una denuncia falsa de malos tratos, el Gobierno recibe más de
tres mil euros de subvención de la UE. No importa si la denuncia termina
en la papelera a los cinco minutos, aunque el protocolo policial
establece la detención y posterior calvario judicial de un inocente.
Pero genera mucho dinero, que las hembristas se reparten como buitres
atacando la carroña. Las denuncias falsas por malos tratos las
promociona el Estado porque se trata sin duda de un negocio rentable”.
El dirigente del PP catalán dice no fiarse de las estadísticas sobre el
número de maltratos que se registran oficialmente en España: “Hay
centenares de informes de prestigiosos expertos que prueban cómo la
mayoría de las denuncias por maltrato son literalmente falsas. Yo
también lo creo. Y no sólo yo: El año 2010 se cerró con un 40% de
denuncias de mujeres extranjeras. Y los jueces ya anunciaron que al
menos la mitad de las denuncias que se presentaron fueron falsas. Hay
que recordar que durante los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero,
se ampliaron los marcos de aplicación de la ley de Violencia de Género
por el procedimiento de otorgar más beneficios aún, en este caso a las
mujeres inmigrantes sin papeles: automáticamente, solo por denunciar,
tenían papeles, casa, pensión, cursos de formación y todo lo necesario
para integrarse como una ciudadana española ya asentada”.
“El
argumento que se dio entonces para tal medida es que así las mujeres
extranjeras ilegales en España podrían denunciar sin el miedo que tenían
de poder ser deportadas, argumento falaz totalmente falso ya que
cualquier extranjero, con o sin papeles, puede denunciar un delito en
España y por el mero hecho de estar su denuncia subjúdice ya no se
deporta pues es parte en juicio. Así pues, lo que realmente había detrás
era fomentar la industria y el negocio de género dando datos del
crecimiento de denuncias que se hacían única y exclusivamente a cambio
de beneficios sociales. Las subvenciones se están dando en función del
número de denuncias, no de objetivos alcanzados, cuando se justificaba
la discriminación positiva para la mujer, discriminación negativa para
el hombre, por una cifra de muertas en manos de sus parejas que se
mantiene por inutilidad de la Ley, creciendo, en cambio, el número de
hombres muertos en manos de sus parejas”.
Establece a
continuación una relación entre denuncias falsas y hombres suicidados:
“Rubalcaba anunció que el Consejo de Ministros iba a aprobar un decreto
por el que los hombres denunciados, no condenados, por violencia de
género se les retirarían la patria potestad. A un ladrón de bancos no se
le retira, se puede ser ladrón y buen padre, pero resulta que una vez
más ni hace falta ser condenado, solo denunciado por una mujer, para que
a un padre se le quiten sus hijos, su casa, aunque siga pagando la
hipoteca, y se le obligue a pagar una pensión alimenticia, cuando no,
además, una compensatoria. Así se están suicidando entre 600 y 800
hombres cada año, cálculo que se hace extrapolando estadísticas porque
el Estado de la Igualdad dejó de publicar estos datos a los dos años de
aprobar la ley de Violencia de Genero, cuando observó que las falsas
acusaciones estaban disparando la cifra de suicidios.
La falacia
más grande de todo ello es justificar que estas medidas se toman por el
bien de los menores. A una mujer denunciada por malos tratos no se le
priva de la guardia y custodia, pero a un hombre sí; a un violador, a mi
modo de ver la actitud más ruin del machismo “como situación de dominio
y de poder contra la mujer”, como cita la ley de Violencia de género,
tampoco se le priva de sus hijos. Es más, como el caso de Marcos, de San
Adriá del Besos, Barcelona: su mujer le clavó 5 puñaladas, estuvo
procesada por intento de homicidio, le quitaron la guardia y custodia
mientras estaba detenida, pero ya está en la calle y los servicios
psicosociales (SATAF) consideraron que la madre debía tener la guardia y
custodia porque el padre “hablaba mal de ella” y se la han dado. Para
el interés del menor no existen ni las maltratadoras, ni las asesinas,
ni los violadores… solo existe que una mujer, que por definición es, ha
de ser, siempre será y se ha de decir así, “pura, santa y buena madre” y
que denuncie en falso a su pareja”.
Lamenta asimismo que los
varones españoles se encuentren hoy más indefensos que nunca: “Poca
defensa tiene el español del siglo XXI, cuya vida puede ser literalmente
destrozada por una mujer fría, cruel y calculadora. Es el sistema, en
cuyo nombre el Estado niega protección a los maridos y en cambio se
prodiga en atenciones y cuidados a psicópatas sexuales, sin papeles,
asesinos reincidentes y toda esa gama de delincientes que crecen como
hongos al abrigo de nuestras ineficientes normas. No se puede uno
imaginar peor instinto ciudadano que el de estos ignaros y resentidos
legisladores al servicio de las feministas radicales. Lo anterior se
resume en tres principios políticos y legales: Desprecio a los hombres
en cualquier contencioso con sus parejas, desprecio a la presunción de
inocencia y desprecio al espíritu de esa Constitución de 1978 que nos
habla de igualdad de todos y todas ante la misma ley”.
Por
último, Óscar Bermán lanza una andanada contra las consecuencias de
defender determinadas tesis que colisionan con las verdades oficiales
establecidas: “Hemos construído una aparente democracia en la que la
libertad de expresión se garantiza, sí, pero a cambio de que defiendas
lo que políticamente ha sido establecido como dogma laico de fe no
sujeto a discusiones ni interpretaciones. Esto tiene todas las trazas de
una sociedad orwelliana que mi partido, lamentablemente, no ha sido
capaz de combatir, por sus incurables complejos ideológicos”.
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