Corea del Sur controló la
epidemia de coronavirus en dos semanas mediante medidas inteligentes y usando
la tecnología, sin necesidad de encarcelar en sus domicilios al todos los
ciudadanos y sin hundir su economía. Gran Bretaña ha decidido aislar y poner en
vigilancia y atención sanitaria preferente a la población de riesgo y no
conculcar las libertades de todos los ciudadanos. Italia y España han optado
directamente por suspender esas libertades por primera vez en ningún país
democrático desde la II Guerra Mundial, tras una serie de irresponsables
ineptitudes entre la que destaca, por su carácter presuntamente penal, no sólo
permitir sino animar a la convocatoria de manifestación izquierdofeminista que
disparó el contagio de forma exponencial en Madrid.
No hay mejor mostración de lo que
un gobierno frentepopulista, compuesto por lo menos selecto del socialismo y lo
más radical del neocomunismo y apoyado por independentistas y filoetarras, es
capaz de lograr. Pero no nos estamos refiriendo sólo a la gestión de la crisis
sanitaria, que ya es suficientemente nefasta como para que la oposición, en
lugar de estar en primer tiempo de saludo, pidiera la dimisión inmediata del
gobierno y la conformación de uno de emergencia nacional en el que se
involucrasen los partidos constitucionalistas pero compuesto por personalidades
de primer nivel técnico tanto en el campo de la salud como en el de la
economía. El acento debemos ponerlo que las consecuencias de esta nefasta
gestión que, si de verdad estamos en un país democrático, llevará a sus
responsables ante la justicia más pronto que tarde. Y esas consecuencias son
dos. Ambas estandarte de lo que puede llegar a hacer el socialismo trincante y
el neocomunismo cuando son acompañados por partidos de la oposición sin
redaños, ni luces ni verdadero patriotismo.
La primera es la solución que han
encontrado apresuradamente: una suspensión de la libertad de todos en lugar del
aislamiento y la población de riesgo. La segunda es consecuencia de esa
confiscación de la libertad. La ministra de economía ya ha manifestado su temor
de que esta crisis, que no es la del coronavirus sino la de la histeria
desatada por la actuación imprudente y torpe del gobierno del frente popular,
eleve la prima de riesgo de la deuda y engrose el desempleo en un millón de
españoles. Las cifras, que serán mayores cuanto más dure el bloqueo de la
nación, son muy superiores.
Sin duda alguna sufriremos un
descalabro en el sector turístico que, tras el verano, nos dará la verdadera
dimensión de la crisis económica en la que hemos entrado al imponer estas
medidas alocadas, a destiempo y evitables si se hubieran hecho las cosas como
en todos los demás países desarrollados, excepto Italia, nuestra compañera de
ruina. Una crisis económica que volverá a recaer sobre los mismos: lo de abajo
y los de arriba que dependen de su trabajo, su talento y el riesgo de su
patrimonio para ganarse la vida y crear riqueza para todos. Una crisis
económica que no acercará por la vía rápida que soñaban los neocomunistas al
modelo venezolano. Una crisis económica ante la que nuestros socios europeos se
encuentran sin recursos económicos ni ganas para ayudarnos.
Sin duda alguna, esa crisis se
iba a producir antes o después gracias al progresismo del frente popular que
nos desgobierna. Con el coronavirus han encontrado la fórmula para precipitar
la caída y, al mismo tiempo, achacársela al virus y no a su gestión. Negocio
redondo por el que quedan en disposición de repetirse en el poder con la
cooperación necesaria de una oposición política, empresarial y social que
brilla por su ausencia, cuando no por su egoísmo mezquino y miope. Y es a esa
oposición a la que debemos señalar como principal responsable, aunque no
causante, de lo que ya se nos ha venido encima. Porque de ellos sí esperábamos
algo más, mucho más de lo que están haciendo, que es prácticamente nada, cuando
no seguir el ritmo y el norte que le marca esa banda de pollos sin cabeza que
se sienta, la mayoría contagiados gracias a la manifa del
feminismoneocomunista, en el consejo de ministros.
El coronavirus es simplemente el
incidente, cualquier incidente, que ha hecho saltar por los aires años de
irresponsabilidad, corrupción, ineptitud y mezquindad de toda una clase
política que no nos la merecemos la mayoría de los españoles. Un incidente que
los ha retratado a todos ellos y que nos va a devolver a todos al kilómetro
cero desde el que recuperar los valores sobre los que descansa cualquier nación
libre y próspera: el trabajo, el esfuerzo, el talento, la libre competencia… El
plan de estabilización. Año 1959. Un reseteo de la sociedad de nuevos ricos
que, por desgracia para todos, han tomado el poder a izquierda, centro y
derecha. Volver a empezar. Y a ver si hemos aprendido algo.
Presidente Nacional de Nosotros-Partido de la Regeneración
Social
Óscar Bermán Boldú
Óscar Bermán Boldú
presidencia@nosotros.com.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario