La inmigración
descontrolada está derribando gobiernos en toda Europa ante el ascenso de
partidos y coaliciones cuyo identificador común es el control de esta inmigración, la expulsión de los inmigrantes ilegales y la defensa de las
libertades y derechos que los europeos hemos conquistado a lo largo de siglos
de lucha, educación, progreso tecnológico y duro trabajo. Todo ello plasmado en
una cultura y tradiciones que compatibilizan de forma ejemplar la libertad
individual y el derecho a la disidencia con el respeto a las normas de
convivencia y la lealtad para con nuestros conciudadanos.
La república Italiana
acaba de unirse a un cada vez más nutrido de países que hacen de la defensa de
nuestras fronteras y de nuestros derechos, libertades y obligaciones el
elemento principal de su política. Y es en el ejercicio de esta defensa que
debemos entender la negativa Italiana y maltesas a acoger un nuevo barco
fletado por traficantes de personas humanas que pagan para poder acceder al
nivel de vida y de derechos sociales que tanto esfuerzo y sacrificio nos ha
costado a los europeos. Porque estos son los verdaderos términos del asunto: El
negocio del tráfico de personas, el de personas que quieren disfrutar del
paraíso europeo dejando atrás a sus compatriotas y familias en el infierno
africano, Traficantes de personas, negocio solidario de las ONGs que actúan
como cooperadoras necesarias en ese tráfico ilegal y, finalmente, los que
pagamos, todos esos negocios perdiendo el nuestros: socorrer a nuestros
conciudadanos, a nuestros compatriotas.
Porque son esos, los
españoles más necesitados, los que sufren en primerísima instancia la
injusticia de esa solidaridad hipócrita que acoge, sin obligación de ningún
tipo, a aquéllos más afortunados de entre los más desafortunados, para hacerse
la foto de la solidaridad, como hacían los señorones de antaño que daban
limosna a las puertas de su casa o la salida de la Iglesia a los más fuertes de
entre los pobres, dejando su conciencia tranquila y a los más necesitados en el
completo abandono.
Pero aquellos señores
de antaño, al menos, daban su dinero. Los de hoy, dan el nuestro. Y dejan a nuestros
compatriotas más indefensos en el agravio de ver cómo por ser españoles tienen
menos ayuda que esos que, sin ninguna obligación, como si fuéramos un país rico
y sin necesidades que socorrer, han sido magnánimamente recompensados con su
entrada en España y el estatuto de refugiados. Mientras, todos esos españoles y
españolas que apenas cuentan con algo más de 400 euros para sacar adelante sus
vidas y las de su familia, con niños pequeños, españoles sí, pues ese parece el
sino de su desgracia, malviven como refugiados en su propio país sin ninguna
nación que los socorra. Españoles abandonados por la España que, rallando en la
chulería, acoge a los ricos entre los pobres que pueden pagarse un pasaje al
paraíso. Ese paraíso que es, para los nuestros, un infierno.
No he encontrado
mejor resumen de la estulticia de periodistas y políticos solidarios con el
dinero ajeno que un comentario en la noticia del barco de los afortunados en el
diario El Mundo, el mismo que este martes pasado realizaba una encuesta entre
sus lectores que rápidamente desapareció al comprobar los resultados. ¿Está
usted de acuerdo con que España acoja a los 629 inmigrantes del Aquarius?.
Resultado: de 15.863 votos un 70% NO. En el comentario, presuntamente una
mujer, decía que llevaba mucho tiempo sin trabajar por enfermedad, que tenía
hijos, que cobrara 475€ y se gastaba todos los meses casi 300€ en medicinas,
que estaba harta de llamar a todas las puertas suplicando, que trabajaría
arrastrándose si pudiera… y terminaba llamando miserables a los políticos.
Esta, la de un sólo español o española viviendo África en España es la única
encuesta que necesitamos. Todo lo demás es hipocresía, miseria moral y traición
a los tuyos.
Gobierno socialista
a las órdenes de la ingeniería social con las pautas del mundialista Soros, que abre las puertas al efecto llamada, sin tener en cuenta las repercusiones
que pueda ocasionar a nuestro país, dando cobertura a un nuevo modelo de desembarco.
¿Para cuándo una ONG
que ayude a los refugiados españoles abandonados por España, al menos igual de
bien que España ayuda a los inmigrantes que pueden costearse el pasaje, a los
traficantes y a las ONGs que se ganan su santidad hipócrita con nuestro dinero?
¿Para cuándo "Españoles solidarios"? Es muy fácil y muy barato.
Presidente Nacional de Nosotros
(Partido de la Regeneración Social
Óscar Bermán
No hay comentarios:
Publicar un comentario