Si alguien albergaba alguna duda, ya
ha sido disipada. George Soros visitó Madrid, y se reunió en secreto el pasado
miércoles 27 de Junio, con Pedro Sánchez. Del contenido de esa reunión secreta
el Gobierno de España no ha comunicado nada.
El viernes 29, Pedro Sánchez anuncia
un acuerdo con Ángela Merkel para traer a España invasores africanos, a los que
la canciller germana abrió las puertas de Europa en uno de los actos políticos
más irresponsables en las últimas décadas. Pero ¿qué pasó antes de
estos dos significativos sucesos?
Un gobierno de coalición asume el
poder en Italia, nombrando al frente de la cartera de interior a Matteo
Salvini, líder del partido “Liga Norte”. Salvini prohíbe e impide la entrada a
puertos italianos de buques de ONGs que transportan hasta su destino europeo a
los invasores africanos. Una decisión que en palabras del propio Salvini
se mantendrá “hasta que se cansen los contrabandistas”.
Inmediatamente cunde el pánico entre
aquellos gobiernos europeos que han promovido la invasión migratoria de Europa
por parte de quienes huyen de países, continentes y “culturas” fabricantes de
miseria, esclavitud e insolidaridad. Ángela Merkel, la gran responsable de
la crisis de los “refugiados”, está siendo fuertemente cuestionada por sus
socios de gobierno de la CSU, que amenazan con retirarle su apoyo si no se pone
fin a la eurosuicida política “welcome refugees”, que nos puede llevar a la
disgregación de la Unión Europea.
El problema de la inmigración ilegal
pasa a ser, no un asunto de la obligatoria solidaridad intercontinental que nos
exigen sólo a los europeos, sino el problema del fracaso de la mayoría de
países africanos. Fracaso inducido por las mismas elites mundialistas que
impulsan la sustitución poblacional de Europa.
Pero afortunadamente, en Europa todavía
quedamos suficientes europeos dispuestos a combatir contra el suicidio
nacional. Ejemplarmente los pueblos de Polonia, Eslovaquia, Chequia, Austria,
Italia, han echado del poder a sus gobiernos irracionalmente buenistas,
dirigidos por deleznables marionetas políticas al estilo de Pedro Sánchez.
Gobiernos buenistas, muy generosos cuando es a cuenta de endeudar a sus
naciones, y a costa del bolsillo de los contribuyentes europeos y del futuro de
nuestros hijos.
Felizmente empieza la santa rebelión
de los hombres libres contra la tiranía supranacional que representa George
Soros, los Rothschild, los Rockefeller, o el Club Bilderberg, por citar solo a
los más conocidos.
Los pueblos de Polonia. Eslovaquia,
Chequia, Austria, Italia, son hoy un ejemplo de lo que debemos hacer en el
resto de estados nacionales europeos, donde padecemos, como en España, a
gobiernos sin capacidad de gobernar, y que se limitan a cumplir las órdenes que
reciben de centros de poder supranacional.
Gobiernos títeres -como el del
vendepatrias Pedro Sánchez-, que se niegan a hacer valer las fronteras
nacionales, e impedir la entrada de barcos cómplices con las mafias cuya
inagotable mercancía es la población africana más joven, sana y apta para
reproducirse, y luchar... dentro de Europa. Quizás contra los europeos. Quién
sabe, el futuro lo dirá. Pero por ahora, en pocos días, la oleada de pateras ha
quintuplicado el número de invasores africanos del ya famoso “Aquarius”.
Es solo el inicio de una invasión
masiva e insoportable. Esos invasores son conscientes de lo que está en juego,
y del papel que les conviene representar. Y a través de un estudiado marketing
político, asumen poses de refugiados humanitarios para manipular y apaciguar a
la opinión pública e inducir la entrada de más invasores, en un proceso -sin
fin, y gradualmente acelerado-, de sustitución poblacional masiva.
En suma, estamos ante lo que
probablemente será el inicio del fin de Europa, a menos que le pongamos remedio
mientras aun estamos a tiempo. Cosa que las instituciones que conforman la
Unión Europea no parecen valorar en toda su trascendental dimensión. Comprobamos
la pasividad de la UE, ante la probable muerte de Europa y los estados
nacionales participes de la identidad europea. Y esta pasividad no es casual.
Es el objetivo buscado por los grupos económicos, políticos y estratégicos
encabezados por George Soros, que tienen complicidad y sintonía con importantes
directores y ejecutivos de la UE.
¿Por qué este plan de ingeniería
social contra Europa? Pues
porque una Europa de Estados soberanos, conscientes y defensores de su
identidad nacional, es el mayor obstáculo para que la elite mundialista pueda
lograr su gran objetivo: Una humanidad deshumanizada, masa homogénea y
atomizada de individuos desarraigados, sin familia, sin patria, sin identidad,
sin capacidad de disentir, sin capacidad de defenderse, sin capacidad de
iniciativa económica, sin capacidad de resistencia política para salvaguardar
su libertad personal y la libertad nacional de su patria.
Soros, los pocos que están por encima
de Soros, y los muchos que reciben instrucciones de Soros, tienen como tarea
permanente y objetivo prioritario destruir las ancestrales raíces de Europa, y
el carácter europeo. Maravilloso crisol de valores culturales, artísticos,
científicos, universales, de lealtad, de espiritualidad, de heroísmo, de
racionalidad, libre iniciativa, humanismo, cristianismo. También valores
de libertad personal, identidad nacional, respeto a la diferencia cultural
compatible, y solidaridad social recíproca.
Las élites secretas promotoras del
Nuevo Orden Mundial pretenden acabar con la libre competencia, la capacidad de
resistencia crítica, la libertad individual de las personas, y la libertad
colectiva de las sociedades nacionales. El globalismo es su máscara o antifaz.
Un globalismo constructor de acaparadores oligopolios industriales, impunes
cárteles mafiosos, supranacionales organizaciones secretas, y sectas
precursoras de la nueva religión mundial, una religión de apariencia sincrética
y de fondo satánico, que hasta tiene siniestros partidarios en la curia
vaticana, y cuya simbología es cada vez más visible en los grandes medios de
desinformación y manipulación de masas.
Han elegido España como campo de pruebas
de la destrucción de las soberanías nacionales europeas. ¿Por qué España? Pues
porque por fin han logrado que la que durante siglos fue invita nación
universal sea ahora el eslabón más débil de Europa. Con un Gobierno español en
manos de un resentido y mezquino nuevo Frente Popular, formado nuevamente por
los enemigos de España. Y bajo la propaganda sistemática de grandes medios de
desinformación y manipulación de masas, controlados por los mismos
multiculturalistas enemigos de la cultura europea en general y de la cultura
española en particular.
El problema más importante al que nos
enfrentamos en el futuro inmediato, es el problema que ya están sufriendo los
españoles más desfavorecidos a los que se les detraen recursos para dárselos a
los mismos inmigrantes ilegales con los que compiten en desventaja por los
pocos puestos de trabajo que es capaz de crear nuestra sociedad.
La España es hoy el eslabón más débil
en lo político, pero a pesar de todo, lo mejor del pueblo español sigue
llevando en su sangre suficientes genes de los héroes ancestrales de nuestra
grandiosa historia universal.
El pueblo español es fuerte, siempre
lo ha demostrado en los momentos más transcendentes de la historia. Si todo va
mal España puede ser la herida por la que Europa se desangrará si no lo
evitamos. Pero también podría ser el inicio de un vigoroso y esperanzador
resurgir. Depende solo de nosotros los españoles. Si hacemos de la necesidad
virtud, si los mejores españoles nos ponemos, por fin, de acuerdo y conformamos
un solo vector de fuerza. Entonces, nosotros, el pueblo español, seremos
capaces de salvarnos del infernal Nuevo Orden Mundial al que nos quieren
precipitar.
Presidente Nacional de
Nosotros
(Partido de la Regeneración Social)
1 comentario:
Hace tiempo que pienso lo mismo que usted. Y somos... ¿muchos? Sí, creo que somos muchos. El problema es que bastantes de estos muchos no se atreven ni a reconocer ante sí mismos lo que piensan aterrados ante lo que se pueda pensar de ellos si se valira su opinión por los cánones impuestos por los mass media servidores del poder oculto, del cual Soros sólo es un ejecutivo.
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