jueves, 14 de junio de 2018

Óscar Bermán, España no tiene recursos para atender a sus propios ciudadanos en situación de pobreza, pero si para acoger a los 629 inmigrantes del Aquarius.

La inmigración descontrolada está derribando gobiernos en toda Europa ante el ascenso de partidos y coaliciones cuyo identificador común es el control de esta inmigración, la expulsión de los inmigrantes ilegales y la defensa de las libertades y derechos que los europeos hemos conquistado a lo largo de siglos de lucha, educación, progreso tecnológico y duro trabajo. Todo ello plasmado en una cultura y tradiciones que compatibilizan de forma ejemplar la libertad individual y el derecho a la disidencia con el respeto a las normas de convivencia y la lealtad para con nuestros conciudadanos.

La república Italiana acaba de unirse a un cada vez más nutrido de países que hacen de la defensa de nuestras fronteras y de nuestros derechos, libertades y obligaciones el elemento principal de su política. Y es en el ejercicio de esta defensa que debemos entender la negativa Italiana y maltesas a acoger un nuevo barco fletado por traficantes de personas humanas que pagan para poder acceder al nivel de vida y de derechos sociales que tanto esfuerzo y sacrificio nos ha costado a los europeos. Porque estos son los verdaderos términos del asunto: El negocio del tráfico de personas, el de personas que quieren disfrutar del paraíso europeo dejando atrás a sus compatriotas y familias en el infierno africano, Traficantes de personas, negocio solidario de las ONGs que actúan como cooperadoras necesarias en ese tráfico ilegal y, finalmente, los que pagamos, todos esos negocios perdiendo el nuestros: socorrer a nuestros conciudadanos, a nuestros compatriotas.

Porque son esos, los españoles más necesitados, los que sufren en primerísima instancia la injusticia de esa solidaridad hipócrita que acoge, sin obligación de ningún tipo, a aquéllos más afortunados de entre los más desafortunados, para hacerse la foto de la solidaridad, como hacían los señorones de antaño que daban limosna a las puertas de su casa o la salida de la Iglesia a los más fuertes de entre los pobres, dejando su conciencia tranquila y a los más necesitados en el completo abandono.

Pero aquellos señores de antaño, al menos, daban su dinero. Los de hoy, dan el nuestro. Y dejan a nuestros compatriotas más indefensos en el agravio de ver cómo por ser españoles tienen menos ayuda que esos que, sin ninguna obligación, como si fuéramos un país rico y sin necesidades que socorrer, han sido magnánimamente recompensados con su entrada en España y el estatuto de refugiados. Mientras, todos esos españoles y españolas que apenas cuentan con algo más de 400 euros para sacar adelante sus vidas y las de su familia, con niños pequeños, españoles sí, pues ese parece el sino de su desgracia, malviven como refugiados en su propio país sin ninguna nación que los socorra. Españoles abandonados por la España que, rallando en la chulería, acoge a los ricos entre los pobres que pueden pagarse un pasaje al paraíso. Ese paraíso que es, para los nuestros, un infierno.

No he encontrado mejor resumen de la estulticia de periodistas y políticos solidarios con el dinero ajeno que un comentario en la noticia del barco de los afortunados en el diario El Mundo, el mismo que este martes pasado realizaba una encuesta entre sus lectores que rápidamente desapareció al comprobar los resultados. ¿Está usted de acuerdo con que España acoja a los 629 inmigrantes del Aquarius?. Resultado: de 15.863 votos un 70% NO. En el comentario, presuntamente una mujer, decía que llevaba mucho tiempo sin trabajar por enfermedad, que tenía hijos, que cobrara 475€ y se gastaba todos los meses casi 300€ en medicinas, que estaba harta de llamar a todas las puertas suplicando, que trabajaría arrastrándose si pudiera… y terminaba llamando miserables a los políticos. Esta, la de un sólo español o española viviendo África en España es la única encuesta que necesitamos. Todo lo demás es hipocresía, miseria moral y traición a los tuyos.

Gobierno socialista  a las órdenes de la ingeniería social con las pautas del mundialista Soros, que abre las puertas al efecto llamada, sin tener en cuenta las repercusiones que pueda ocasionar a nuestro país, dando cobertura a un nuevo modelo de desembarco. 

¿Para cuándo una ONG que ayude a los refugiados españoles abandonados por España, al menos igual de bien que España ayuda a los inmigrantes que pueden costearse el pasaje, a los traficantes y a las ONGs que se ganan su santidad hipócrita con nuestro dinero? ¿Para cuándo "Españoles solidarios"? Es muy fácil y muy barato.

Presidente Nacional de Nosotros
(Partido de la Regeneración Social
 Óscar Bermán