viernes, 28 de septiembre de 2018

España Óscar Bermán (NOSOTROS) defiende la expulsión de las comunidades musulmanas y que se prohíba la práctica pública del islam.

Presidente de NOSOTROS-Partido de la Regeneración Social, Óscar Bermán, pretende que su municipio se declare “territorio libre de mezquitas”, centros que a su juicio “están dedicando al adoctrinamiento fanático e inducen al odio a miles de musulmanes”, y alerta de la “amenaza mortal” para la sociedad española y los valores occidentales que trae consigo el Islam.

-¿Cuáles son las razones que le llevan a defender que su municipio se declare “libre de mezquitas”?

Lo hago porque en los últimos 20 años Cataluña ha pasado de tener 30.000 inmigrantes musulmanes a tener más de 500.000. Hoy la población musulmana supera el 20% en numerosas localidades de la comunidad autónoma. Los musulmanes marroquíes, argelinos y paquistaníes se estructuran en torno a 201 mezquitas, 200 oratorios y 19 madrazas. Y todo gracias a la entusiasta colaboración de los gobiernos autonómicos catalanes.

Contra todo pronóstico, la segunda generación de inmigrantes se está integrando peor que la primera. Es más, los jóvenes musulmanes se sienten desarraigados, reivindican con más fuerza su identidad y buscan una oferta religiosa más radical. Algunos datos presagian el desastre al que se enfrenta Cataluña por renunciar a sus raíces hispánicas:

Más de 400.000 inmigrantes musulmanes que no se integran y forman guetos. Pese a haber sido empadronados, en muchos casos sin que pudiesen demostrar su arraigo en la región y recibir toda clase de ayudas asistenciales, la mayoría ha optado por el radicalismo. De hecho, Cataluña es la región europea con un mayor número de salafistas, según coinciden todos los servicios de información europeos.

El panorama es aterrador y ya es solo cuestión de tiempo que los musulmanes de Cataluña, cuando estén organizados y sean mayoritarios en una población en la que merma alarmantemente el número de nacimientos de autóctonos, terminen imponiendo sus propias normas a través de sus propios partidos políticos. De ahí la exigencia de adelantarnos a los acontecimientos y limitar la construcción de nuevas mezquitas, que lejos de ser lugares para el culto, muchas de ellos se han convertido en centros para el adoctrinamiento fanático y para inducir al odio a miles de musulmanes. Eso lo han dicho los servicios de información y no tiene refutación posible.

-¿Cree que somos conscientes del peligro de la islamización en Europa?

Por desgracia, no, en la medida que este peligro representa. Si existe una evidencia que tendría que aparecer de manera deslumbrante a los europeos en general y a los españoles en particular es aquella de la total imposibilidad de la comunidad musulmana a vivir en paz al lado de una comunidad no musulmana. Tenemos entre nosotros un gravísimo problema, que los políticos y los medios de comunicación casi sin excepción callan de una manera abyecta. Y a ese problema hay que ponerle el nombre que tiene: Islam.

Ya no se trata de saber si se puede arreglar las cosas, hacer pedagogía, mejorar la educación o favorecer la integración. Que aquellos que aún creen en esas quimeras se despierten de una vez: se trata de saber si queremos que la ley islámica, organizada de manera natural por una población que no hace más que perpetuar un modo de vida milenario, se convierta en la ley que rija nuestra sociedad y controle nuestras vidas, o si por el contrario queremos ser un país soberano de hombres y mujeres libres. Seamos claros: la inmensa mayoría de los musulmanes presentes sobre suelo europeo se sienten ante todo musulmanes, se identifican con sus países de origen y no tienen interés ni voluntad de integrarse en una sociedad de la que se sienten totalmente extranjeros, a la que además desprecian y odian, cada día que pasa con menor disimulo.

-A su juicio, ¿qué es el Islam? ¿Una religión “pacífica” como manifiestan sin excepción los representantes de los partidos globalistas?

Discrepo absolutamente de esa definición buenista y políticamente correcta, que ellos saben, además, falsa. No está la situación europea para hacer buenismo y sí para hablar claro.
Los que hablan de un islam pacífico y tolerante, literalmente nos están engañando. El islam no ha cambiado desde hace 13 siglos, lo que ha cambiado es el número de sus adeptos en expansión demográfica gigantesca desde hace 50 años. La conflictividad que aportan los musulmanes a la realidad europea, en algunos países de manera más brutal que en otros, pero todos en vías de sufrir el mismo funesto destino, sus inagotables reivindicaciones, sus exigencias sin freno, su voluntad manifiesta de subvertir nuestras leyes y valores, es un comportamiento insurreccional, es el rechazo de la población musulmana, que se sabe en crecimiento exponencial, a someterse a la ley y a la autoridad de países dirigidos por infieles.

Todo país que cobije una minoría significativa de musulmanes se expone a gravísimos problemas, tanto para la seguridad interna de su país como para su misma integridad. Mientras haya en Europa millones de musulmanes, habrá una amenaza absolutamente mortal para nuestra sociedad, nuestros valores y finalmente para nuestro derecho a permanecer libres en nuestra tierra. Al final, tendremos que plantearnos una solución que por el momento es todavía impensable para muchos, incluso para no pocos de aquellos que hacen de la lucha contra la islamización su combate principal.

-¿Cuál sería esa solución?

La solución es la repatriación hacia sus países de origen del conjunto de las poblaciones musulmanas seguida de la prohibición de la práctica pública del islam para los pocos que quedaran y que deberán imperativamente probar su asimilación a la civilización europea, lo que significa por definición el abandono de la religión musulmana. Toda propuesta de compromiso con el islam instalado en nuestra casa y comportándose ya como en territorio conquistado es la aceptación de la derrota, la renuncia a la libertad, la resignación ante la muerte.

-¿Qué opina de la visión de la islamización que tiene el Gobierno?

Tan errada como en otras tantas cosas. Lo peor no es que mientan, sino que ellos saben que mienten.
“Entre el deshonor y la guerra has escogido el deshonor. Ahora tendrás también la guerra”. Se lo espetó Winston Churchill al primer ministro británico, Neville Chamberlain, cuando éste volvió a su país presumiendo del acuerdo de paz que había alcanzado con Hitler a costa de la desaparición de Checoslovaquia. Las palabras de Churchill son aplicables a buena parte de los dirigentes europeos, incluidos los de mi partido, que, en su adhesión a la hoja de ruta del mundialismo para la reversión demográfica de Europa, buscan la alianza con los musulmanes cediendo ante ellos una y otra vez. Tenemos actualmente numerosos ejemplos de nuevos Chamberlains que siguen empeñados en ceder ante los liberticidas a fin de alcanzar no sabemos qué.




No hay comentarios: