La Ley de Violencia de Género ha permitido la interposición cada año
de cientos de denuncias falsas por parte de mujeres españolas y
residentes en nuestro país. Son muy lamentables los perversos efectos
que la citada ley ha tenido en el incremento de los suicidios de varones
(ocultados por los poderes públicos) y en la quiebra del principio
constitucional que establece la igualdad legal entre hombres y mujeres.
Es necesario poner en entredicho un sistema a través del cual se
aprueban normas que distinguen el alcance penal de un mismo delito en
base al sexo al que pertenezca el delincuente. No necesito ser jurista
para comprender lo que un espíritu normal jamás entendería. Un supuesto
maltratador es siempre visible, mientras que algunos juristas tratan de
convencernos de que si el maltratador es una mujer, la parte maltratada
sólo es un accidente, una entidad abstracta que no merece la pena
humanizarla a los ojos de la opinión pública. Cierto que existen algunos
casos de maltrato que sufren las mujeres por parte de sus parejas, y
que yo condeno con toda firmeza, aunque infinitamente menores a lo que
cuentan las estadísticas oficiales, pero le aseguro que el otro también
existe, además de forma creciente, y parece que lo aconsejable no sea
otra cosa que aminorar sus efectos, ridiculizarlos o incluso negar que
existan. Desde el mismo día de la promulgación de la Ley Orgánica
Integral contra la Violencia de Género (LOIVG) hemos podido constatar
que en realidad no se trataba de una ley para la defensa de la mujer
maltratada, pues de ser así se hubiera redactado en términos muy
diferentes y se hubiera tratado de mantener el fundamental principio de
que todos somos iguales ante la ley penal”.Óscar Bermán junto a Rafael
Hernando, portavoz parlamentario del PP.
Ninguno de nosotros
ignora el mal trato institucional que sufren los hombres separados
cuando se enteran, por ejemplo, de que sus derechos son menores que los
que tenía un paria en la antigua India. Conozco casos de hombres
separados que, tras el farragoso trámite de la repartición de bienes, se
quedaron con lo puesto y sin ninguna instancia a la que acudir. Entre
las crueldades de este sistema, ninguna como su ensañamiento con los
hombres, la criminalización del hombre ante cualquier denuncia por malos
tratos presentado por cualquier esposa desequilibrada, cruel y
resentida. Ni siquiera tienen el derecho a la misma presunción de
inocencia que tiene el peor de los criminales. En los casos de presunto
maltrato, el sistema no necesita de más base indiciaria que el
formalismo de una denuncia para que la honra del denunciado pase por su
trituradora.
Cada vez que en España se tramita una denuncia falsa
de malos tratos, el Gobierno recibe más de tres mil euros de subvención
de la UE. No importa si la denuncia termina en la papelera a los cinco
minutos, aunque el protocolo policial establece la detención y posterior
calvario judicial de un inocente. Pero genera mucho dinero, que las
hembristas se reparten como buitres atacando la carroña. Las denuncias
falsas por malos tratos las promociona el Estado porque se trata sin
duda de un negocio rentable.
Hay centenares de informes de
prestigiosos expertos que prueban cómo la mayoría de las denuncias por
maltrato son literalmente falsas. Yo también lo creo. Y no sólo yo: El
año 2010 se cerró con un 40% de denuncias de mujeres extranjeras. Y los
jueces ya anunciaron que al menos la mitad de las denuncias que se
presentaron fueron falsas. Hay que recordar que durante los gobiernos de
José Luis Rodríguez Zapatero, se ampliaron los marcos de aplicación de
la ley de Violencia de Género por el procedimiento de otorgar más
beneficios aún, en este caso a las mujeres inmigrantes sin papeles:
automáticamente, solo por denunciar, tenían papeles, casa, pensión,
cursos de formación y todo lo necesario para integrarse como una
ciudadana española ya asentada.
El argumento que se dio entonces
para tal medida es que así las mujeres extranjeras ilegales en España
podrían denunciar sin el miedo que tenían de poder ser deportadas,
argumento falaz totalmente falso ya que cualquier extranjero, con o sin
papeles, puede denunciar un delito en España y por el mero hecho de
estar su denuncia subjúdice ya no se deporta pues es parte en juicio.
Así pues, lo que realmente había detrás era fomentar la industria y el
negocio de género dando datos del crecimiento de denuncias que se hacían
única y exclusivamente a cambio de beneficios sociales. Las
subvenciones se están dando en función del número de denuncias, no de
objetivos alcanzados, cuando se justificaba la discriminación positiva
para la mujer, discriminación negativa para el hombre, por una cifra de
muertas en manos de sus parejas que se mantiene por inutilidad de la
Ley, creciendo, en cambio, el número de hombres muertos en manos de sus
parejas.
Rubalcaba anunció que el Consejo de Ministros iba a
aprobar un decreto por el que los hombres denunciados, no condenados,
por violencia de género se les retirarían la patria potestad. A un
ladrón de bancos no se le retira, se puede ser ladrón y buen padre, pero
resulta que una vez más ni hace falta ser condenado, solo denunciado
por una mujer, para que a un padre se le quiten sus hijos, su casa,
aunque siga pagando la hipoteca, y se le obligue a pagar una pensión
alimenticia, cuando no, además, una compensatoria. Así se están
suicidando entre 600 y 800 hombres cada año, cálculo que se hace
extrapolando estadísticas porque el Estado de la Igualdad dejó de
publicar estos datos a los dos años de aprobar la ley de Violencia de
Genero, cuando observó que las falsas acusaciones estaban disparando la
cifra de suicidios.Cinco activistas de Femen La falacia más grande de
todo ello es justificar que estas medidas se toman por el bien de los
menores. A una mujer denunciada por malos tratos no se le priva de la
guardia y custodia, pero a un hombre sí; a un violador, a mi modo de ver
la actitud más ruin del machismo “como situación de dominio y de poder
contra la mujer”, como cita la ley de Violencia de género, tampoco se le
priva de sus hijos. Es más, como el caso de Marcos, de San Adriá del
Besos, Barcelona: su mujer le clavó 5 puñaladas, estuvo procesada por
intento de homicidio, le quitaron la guardia y custodia mientras estaba
detenida, pero ya está en la calle y los servicios psicosociales (SATAF)
consideraron que la madre debía tener la guardia y custodia porque el
padre “hablaba mal de ella” y se la han dado. Para el interés del menor
no existen ni las maltratadoras, ni las asesinas, ni los violadores…
solo existe que una mujer, que por definición es, ha de ser, siempre
será y se ha de decir así, “pura, santa y buena madre” y que denuncie en
falso a su pareja.
Poca defensa tiene el español del siglo XXI,
cuya vida puede ser literalmente destrozada por una mujer fría, cruel y
calculadora. Es el sistema, en cuyo nombre el Estado niega protección a
los maridos y en cambio se prodiga en atenciones y cuidados a psicópatas
sexuales, sin papeles, asesinos reincidentes y toda esa gama de
delincientes que crecen como hongos al abrigo de nuestras ineficientes
normas. No se puede uno imaginar peor instinto ciudadano que el de estos
ignaros y resentidos legisladores al servicio de las feministas
radicales. Lo anterior se resume en tres principios políticos y legales:
Desprecio a los hombres en cualquier contencioso con sus parejas,
desprecio a la presunción de inocencia y desprecio al espíritu de esa
Constitución de 1978 que nos habla de igualdad de todos y todas ante la
misma ley.
Hemos construído una aparente democracia en la que la
libertad de expresión se garantiza, sí, pero a cambio de que defiendas
lo que políticamente ha sido establecido como dogma laico de fe no
sujeto a discusiones ni interpretaciones. Esto tiene todas las trazas de
una sociedad orwelliana que mi partido, lamentablemente, no ha sido
capaz de combatir, por sus incurables complejos ideológicos.
Presidente de Naciona de NOSOTROS
Partido para la Regeneración Social
Óscar bermán Boldú
https://www.alertanacional.es/las-feministas-son-un-cancer-para-las-familias/
Partido para la Regeneración Social
Óscar bermán Boldú
https://www.alertanacional.es/las-feministas-son-un-cancer-para-las-familias/
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